Termina el año natural 2018. Y pronto dará comienzo un 2019, que para nosotros los puertorriqueños y puertorriqueñas, representa un gran reto como nación. El 2018 afianzó la realidad de que seguimos siendo en términos políticos una colonia de los Estados Unidos de América. Esto aun con la creación del Estado Libre Asociado de Puerto Rico en 1952. Seguimos, como entonces, sujetos a los poderes plenarios del Congreso de los EUA, que ha partir de Enero 2017 tendrá injerencia en toda nuestra estructura socio-económica y guiará por decreto todos nuestros asuntos como país.
Para orientarnos mejor sobre lo que nosotros como nación debemos hacer, el Arzobispo Metropolitano de San Juan de Puerto Rico trazó en su Discurso "Refundemos a Puerto Rico", pronunciado en el Hunter College de Nueva York en el 2016, un trasfondo de nuestra realidad y unas de líneas de acción que quisiera citar:
"3. Esa tierra, esa perla del Caribe, como la llamó el gran Gautier, es nuestra patria, que
es nuestra nación con su identidad propia, y que todo ello —patria, nación e identidad—
es un don indivisible del amor del Creador.
4. Luego de esta reflexión, quisiera hacer una propuesta para el Puerto Rico que
queremos, una propuesta que no es únicamente a propósito de la dolorosa
situación que estamos viviendo, sino que es también una más que centenaria, y que se
afinca en este contexto. Nuestro historial colonial, nuestras crisis —de valores,
económica, espiritual, de democracia y social— urgen que refundemos nuestra
patria. Sugiero humildemente que la podremos refundar bajo los principios de
justicia, libertad, igualdad, amor, solidaridad y misericordia que surgen de nuestras raíces
culturales cristianas; que compartimos de la Doctrina Social de la Iglesia y que son
comunes a toda la fe cristiana, e, incluso, a otras confesiones religiosas; principios que
también son afines con pronunciamientos de la ONU y que trascienden a valores
universales compartidos con los no creyentes. Esta refundación también requiere
de la separación de Iglesia y Estado y el respeto por el pluralismo ideológico en el
pensamiento y ordenamiento de la sociedad.
14. Hoy quiero aprovechar esta tarima neoyorkina para proponer que iniciemos un
diálogo entre todos los puertorriqueños y puertorriqueñas para la refundación de
nuestra patria. Debemos refundar la Patria, porque si no Puerto Rico se nos muere, se
nos vacía. Se puede desaparecer. El bien común de nuestro pueblo lo requiere.
Además nosotros, los puertorriqueños y puertorriqueñas, estamos muy divididos y
polarizados; no estamos unidos; estamos estancados. Nuestra unidad es necesaria si
queremos progresar; si queremos eliminar las desigualdades entre nosotros y nosotras y
convivir con nuestros distintos pareceres en un espíritu de respeto mutuo, amor y
misericordia. En este sentido, el esfuerzo por refundar nuestra Patria puede convertirse en
un proyecto para crear esa unidad tan necesaria y anhelada entre todos y todas los
boricuas.
19. Pues a esto mismo es a lo que se refiere la expresión “refundar la patria”. Es darle nuevas fundaciones partiendo de su identidad, de su cultura, de sus raíces cristianas, de su herencia taína, africana y española y de su tradición latina y, también de aquello bueno que nos ha llegado de
nuestra relación con Estados Unidos, como la democracia, las libertades individuales y su
tradición educativa. Es una refundación en que Dios sea el principal alfarero y moldee a
nuestra patria para que sea vasija que acoja a todos sus hijos e hijas y les dé progreso,
bienestar, seguridad y salud en condición de igualdad, justicia y dignidad.
Comencemos el nuevo año comprometiéndonos a trabajar juntos, remando todos hacia la misma dirección, sabiendo que el católico tiene el deber de defender sus principios patrios sin miedo a que le le digan que la Iglesia se está inmiscuyendo en política, porque de lo que estamos hablando es de justicia social y no política partidista."
A aquellos que no son puertorriqueños o puertorriqueñas pueden sustituirlo por sus nacionalidades y aplicarlo a sus realidades.
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