Cuando en el Padre Nuestro pedimos que venga a nosotros el Reino de Dios debemos preguntarnos qué labor estamos realizando para que en efecto esto se realice.
Porque si los cristianos trabajaramos de verdad y con plena entrega por este proyecto que inicio el mismo Jesús sin duda que ya tendríamos unos cielos y una tierra nuevos. Y estaríamos ya gozando del banquete del Reino porque la iglesia del cielo, la iglesia purgante y la iglesia peregrina en esta planeta ya fueran una sola iglesia, un solo cuerpo, el de Cristo Senor Nuestro.
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