Dice Pablo en Romanos 5, 18-21: "Así pues, como por el delito de uno se extiende la condena a toda la humanidad, así por el acto de justicia de uno solo se extiende a todos los hombres la sentencia que concede la vida. Como por la desobediencia de uno todos resultaron pecadores, así por la obediencia de uno todos resultaron justos."
Ese uno que nos libero del pecado y de la muerte no es otro que Jesucristo Senor Nuestro.
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