jueves, 31 de marzo de 2022

#1496 - Hacia el sínodo 8

Por una Iglesia Sinodal

Comunión, participación y misión

DOCUMENTO PREPARATORIO (Cont.)  

10.       … la sinodalidad… es mucho más que la celebración de encuentros eclesiales y asambleas de obispos, o una cuestión de simple administración interna en la Iglesia; la sinodalidad «indica la específica forma de vivir y obrar de la Iglesia Pueblo de Dios que manifiesta y realiza en concreto su ser comunión en el caminar juntos, en el reunirse en asambleas y en el participar activamente de todos sus miembros en su misión evangelizadora».

¿Te sientes parte integrante de tu comunidad parroquial?

miércoles, 30 de marzo de 2022

#1495 - Salud integral

2 Reyes 5, 1-15

 Lucas 4, 24-30

"Dios nos sorprende con sus insospechados y novedosos caminos de Salvación (salud integral) poniendo en evidencia los prejuicios que nos habitan y que son un gravísimo obstáculo para que la gracia actúe. Las dudas que nos asaltan son tan sutiles y arraigadas que ni las experiencias de quienes viven ya esta Salvación son suficientes para convencernos, y nos incapacitamos para reconocer la fuerza liberadora siempre presente, que no necesita vernos 'muertos' para comenzar a actuar. En los textos de hoy podemos percibir prejuicios étnicos, sociales, culturales y religiosos, que no son un problema resultante de la fe sino mas bien fruto de la desconfianza propia de nuestra condición humana, que construye muro reales e imaginarios, llevándonos a despreciar y rechazar a quien no tiene nuestra misma condición racial, social o religiosa. La xenofobia, la aporofobia (rechazo a los pobres), en su mas puro extremismo, atenta contra la vida y la dignidad de las personas que consideramos 'peligrosas'. Jesus se distancia de la esterilidad para no distraerse de lo esencial: 'salvar lo humano'."

Del Diario Biblico 2022

lunes, 28 de marzo de 2022

#1493 - Arrendatario de la viña

Mateo 21, 33-43.46

"La liturgia de hoy pone en cuestión el proceder injusto de muchas personas, capaces de vender y traicionar a su misma gente. La parábola presenta el contraste entre los cuidados y dedicación de Dios (el hacendado) hacia su viña (es decir, su pueblo) y la malversación y traición de los dirigentes de Israel (los arrendatarios). Pone en evidencia la corrupción de quienes emplean los dones únicamente para beneficiarse egoístamente y no para servir al pueblo; es una dura advertencia de como el poder de dominar y someter echa por la borda los planes de vida plena para toda persona. Somos responsables de que el Reino de Dios se realice o no en nosotros y en quienes nos rodean. Los dones que hemos recibido de Dios (su gracia, el Evangelio, la persona y Espíritu de Jesus) deben producir frutos  que nos ayuden a practicar la justicia, el amor solidario, la fraternidad, y la entrega al servicio de la vida, so pena de ser despojados de ellos.

Del Diario Biblico 2022.

domingo, 27 de marzo de 2022

#1492 - Los fieles laicos 32

En su Exhortación Apostólica postsinodal Christifideles laici de 1987, “Sobre la vocación y misión de los laicos en la Iglesia y en el mundo”, San Juan Pablo II escribe como si estuviera hablándonos en el momento que actualmente estamos viviendo en el mundo y en la Iglesia.   

Formas personales de participación

… cada fiel laico tenga siempre una viva conciencia de ser «un miembro de la Iglesia», a quien se le ah confiado una tarea original, insustituible e indelegable, que debe llevar a cabo para el bien de todos. En esta perspectiva asume todo su significado la afirmación del Concilio sobre la absoluta necesidad del apostolado de cada persona singular: «el apostolado que cada uno debe realizar… es la forma primordial y la condición de todo el apostolado de los laicos, incluso el asociado, y nada puede sustituirlo… están llamados y obligados todos los laicos, cualquiera que sea su condición, aunque no tenga ocasión o posibilidad de colaborar en las asociaciones».

A través de esta forma de apostolado, la irradiación del Evangelio puede3 hacerse extremadamente capilar, llegando a tantos lugares y ambientes como son aquellos ligados a la vida cotidiana y concreta de los laicos. Se trata, además, de una irradiación constante, pues es inseparable de la continua coherencia de la vida personal con la fe… los fieles laicos pueden llegar al corazón de sus vecinos, amigos o colegas, abriéndolo al horizonte total, al sentido pleno de la existencia humana: la comunión con Dios y entre los hombres.

sábado, 26 de marzo de 2022

#1491 - Hacia el sínodo 7

 

Por una Iglesia Sinodal

Comunión, participación y misión

DOCUMENTO PREPARATORIO (Cont.) 

9.       … la sinodalidad representa el camino principal para la Iglesia, llamada a renovarse bajo la acción del Espíritu Santo y gracias a la escucha de la Palabra. La capacidad de imaginar un futuro diverso para la Iglesia y para las instituciones a la altura de la misión recibida depende en gran parte de la decisión de comenzar a poner en práctica procesos de escucha, de dialogo y de discernimiento comunitario, en los que todos y cada uno puedan participar y contribuir. Al mismo tiempo, la opción de “caminar juntos” es un signo profético para una familia humana que tiene necesidad de un proyecto compartido, capaz de conseguir el bien de todos. Una Iglesia capaz de comunión y fraternidad, de participación y subsidiaridad, en la fidelidad a lo que anuncia… Para “caminar juntos” es necesario que nos dejemos educar por el Espíritu en una mentalidad verdaderamente sinodal, entrando con audacia y libertad de corazón en un proceso de conversión sin el cual no será posible la «perenne reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto a institución humana y terrena, tiene siempre necesidad».

¿Qué cosas, entiendes que debemos mejorar en nuestra comunidad parroquial?

viernes, 25 de marzo de 2022

#1490 - Por la paz en Ukrania

Buen día a todos

Por la paz en Ukrania

ACTO DE CONSAGRACIÓN AL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA

Oh María, Madre de Dios y Madre nuestra, nosotros, en esta hora de tribulación, recurrimos a ti. Tú eres nuestra Madre, nos amas y nos conoces, nada de lo que nos preocupa se te oculta. Madre de misericordia, muchas veces hemos experimentado tu ternura providente, tu presencia que nos devuelve la paz, porque tú siempre nos llevas a Jesús, Príncipe de la paz.
Nosotros hemos perdido la senda de la paz. Hemos olvidado la lección de las tragedias del siglo pasado, el sacrificio de millones de caídos en las guerras mundiales. Hemos desatendido los compromisos asumidos como Comunidad de Naciones y estamos traicionando los sueños de paz de los pueblos y las esperanzas de los jóvenes. Nos hemos enfermado de avidez, nos hemos encerrado en intereses nacionalistas, nos hemos dejado endurecer por la indiferencia y paralizar por el egoísmo. Hemos preferido ignorar a Dios, convivir con nuestras falsedades, alimentar la agresividad, suprimir vidas y acumular armas, olvidándonos de que somos custodios de nuestro prójimo y de nuestra casa común. Hemos destrozado con la guerra el jardín de la tierra, hemos herido con el pecado el corazón de nuestro Padre, que nos quiere hermanos y hermanas. Nos hemos vuelto indiferentes a todos y a todo, menos a nosotros mismos. Y con vergüenza decimos: perdónanos, Señor.
En la miseria del pecado, en nuestros cansancios y fragilidades, en el misterio de la iniquidad del mal y de la guerra, tú, Madre Santa, nos recuerdas que Dios no nos abandona, sino que continúa mirándonos con amor, deseoso de perdonarnos y levantarnos de nuevo. Es Él quien te ha entregado a nosotros y ha puesto en tu Corazón inmaculado un refugio para la Iglesia y para la humanidad. Por su bondad divina estás con nosotros, e incluso en las vicisitudes más adversas de la historia nos conduces con ternura.
Por eso recurrimos a ti, llamamos a la puerta de tu Corazón, nosotros, tus hijos queridos que no te cansas jamás de visitar e invitar a la conversión. En esta hora oscura, ven a socorrernos y consolarnos. Repite a cada uno de nosotros: “¿Acaso no estoy yo aquí, que soy tu Madre?”. Tú sabes cómo desatar los enredos de nuestro corazón y los nudos de nuestro tiempo. Ponemos nuestra confianza en ti. Estamos seguros de que tú, sobre todo en estos momentos de prueba, no desprecias nuestras súplicas y acudes en nuestro auxilio.
Así lo hiciste en Caná de Galilea, cuando apresuraste la hora de la intervención de Jesús e introdujiste su primer signo en el mundo. Cuando la fiesta se había convertido en tristeza le dijiste: «No tienen vino» (Jn 2,3). Repíteselo otra vez a Dios, oh Madre, porque hoy hemos terminado el vino de la esperanza, se ha desvanecido la alegría, se ha aguado la fraternidad. Hemos perdido la humanidad, hemos estropeado la paz. Nos hemos vuelto capaces de todo tipo de violencia y destrucción. Necesitamos urgentemente tu ayuda materna.
Acoge, oh Madre, nuestra súplica.
Tú, estrella del mar, no nos dejes naufragar en la tormenta de la guerra.
Tú, arca de la nueva alianza, inspira proyectos y caminos de reconciliación.
Tú, “tierra del Cielo”, vuelve a traer la armonía de Dios al mundo.
Extingue el odio, aplaca la venganza, enséñanos a perdonar.
Líbranos de la guerra, preserva al mundo de la amenaza nuclear.
Reina del Rosario, despierta en nosotros la necesidad de orar y de amar.
Reina de la familia humana, muestra a los pueblos la senda de la fraternidad.
Reina de la paz, obtén para el mundo la paz.
Que tu llanto, oh Madre, conmueva nuestros corazones endurecidos. Que las lágrimas que has derramado por nosotros hagan florecer este valle que nuestro odio ha secado. Y mientras el ruido de las armas no enmudece, que tu oración nos disponga a la paz. Que tus manos maternas acaricien a los que sufren y huyen bajo el peso de las bombas. Que tu abrazo materno consuele a los que se ven obligados a dejar sus hogares y su país. Que tu Corazón afligido nos mueva a la compasión, nos impulse a abrir puertas y a hacernos cargo de la humanidad herida y descartada.
Santa Madre de Dios, mientras estabas al pie de la cruz, Jesús, viendo al discípulo junto a ti, te dijo: «Ahí tienes a tu hijo» (Jn 19,26), y así nos encomendó a ti. Después dijo al discípulo, a cada uno de nosotros: «Ahí tienes a tu madre» (v. 27). Madre, queremos acogerte ahora en nuestra vida y en nuestra historia. En esta hora la humanidad, agotada y abrumada, está contigo al pie de la cruz. Y necesita encomendarse a ti, consagrarse a Cristo a través de ti. El pueblo ucraniano y el pueblo ruso, que te veneran con amor, recurren a ti, mientras tu Corazón palpita por ellos y por todos los pueblos diezmados a causa de la guerra, el hambre, las injusticias y la miseria.
Por eso, Madre de Dios y nuestra, nosotros solemnemente encomendamos y consagramos a tu Corazón inmaculado nuestras personas, la Iglesia y la humanidad entera, de manera especial Rusia y Ucrania. Acoge este acto nuestro que realizamos con confianza y amor, haz que cese la guerra, provee al mundo de paz. El “sí” que brotó de tu Corazón abrió las puertas de la historia al Príncipe de la paz; confiamos que, por medio de tu Corazón, la paz llegará. A ti, pues, te consagramos el futuro de toda la familia humana, las necesidades y las aspiraciones de los pueblos, las angustias y las esperanzas del mundo.

Que a través de ti la divina Misericordia se derrame sobre la tierra, y el dulce latido de la paz vuelva a marcar nuestras jornadas. Mujer del sí, sobre la que descendió el Espíritu Santo, vuelve a traernos la armonía de Dios. Tú que eres “fuente viva de esperanza”, disipa la sequedad de nuestros corazones. Tú que has tejido la humanidad de Jesús, haz de nosotros constructores de comunión. Tú que has recorrido nuestros caminos, guíanos por sendas de paz. Amén. 

jueves, 24 de marzo de 2022

#1489 - La Nueva Comunidad

 Mateo 23, 1-12

"Siempre es más fácil <decir> que <hacer> y, sobre todo, si se trata de que los otros hagan. También la practica religiosa esta expuesta a esta contradicción. Jesus nos pone alertas sobre la desorientación y el descredito que causa tal actitud y nos invita a discernir con madurez, sin buscar excusas; hacer lo que se debe sin querer justificarnos en las inconsistencias de los otros para lo contrario. Los riegos de esas incoherencias se minimizan mientras la comunidad discipular sea fiel a los dos pilares que Jesus señalo como esenciales: la fraternidad/sororidad y el servicio. El modelo de nueva comunidad-humanidad que Jesus nos propone construir es, ante todo, el de una comunidad de hermanos y hermanas que sirven generosamente; no darle lugar a las jerarquías que desde el poder y con aires de superioridad buscan ser servidos, donde sea  la persona pequena, menor y humilde; quien oriente que decir, que hacer y como hacerlo... !Hazte servidor de los últimos!"

Del Diario Biblico 2022