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domingo, 10 de abril de 2022

#1505 - Semana Santa y Domingo de Ramos

La pascua de Jesús -Domingo de Ramos

Hoy da comienzo la entrada al pórtico de la Semana Santa con la celebración del Domingo de Ramos.


1.1. Celebrar la Pascua del Señor
Los primeros cristianos celebraban la resurrección del Señor cada domingo. El primer día de la semana, el mismo en que Jesús resucitó, todos los creyentes se reunían para celebrar la Eucaristía. En esta celebración, repitiendo los gestos y palabras de Jesús en la última cena, hacían memoria de su entrega por nosotros y de su gloriosa resurrección. No es de extrañar que en estas primeras celebraciones se leyeran relatos de la pasión de Jesús y del descubrimiento de la tumba vacía por parte de los primeros discípulos.
Muy pronto, además de la celebración del domingo o Pascua semanal, los cristianos de inicios del siglo II comienzan a recordar la resurrección de Cristo en el mismo día en que sucedió. Esta Pascua anual se fijó, tal y como se celebra ahora, en el domingo siguiente a la primera luna llena de la primavera. El contenido de esta fiesta era, sobre todo, bautismal, ya que en esa noche eran bautizados y participaban por primera vez de la Eucaristía los nuevos cristianos.
La historia de la celebración de la Pascua cambió radicalmente gracias a una mujer consagrada de origen español, más concretamente de noroeste de la península, llamada Egeria, que decidió allá por el año 381 peregrinar a la tierra de Jesús. En su viaje fue escribiendo un relato de todo aquello que iba viendo y, de modo particular, nos describe las celebraciones de la Pascua en la ciudad de Jerusalén. Egeria nos va narrando todos los ritos que se suceden ya que la peculiaridad de la celebración en aquella ciudad era disponer de los lugares exactos donde sucedieron los acontecimientos finales de la vida de Jesús.
Así, Egeria nos refiere la celebración en el Cenáculo la tarde del jueves, la oración en el Calvario en el viernes y la adoración de la cruz y la fiesta en la noche del sábado al domingo en el sepulcro.
Con su vuelta a España, el relato de Egeria se fue difundiendo por todo el mundo cristiano y en muchos lugares se quiso imitar lo que ella nos contaba de Jerusalén. Al no disponer de los lugares exactos, se pensó como solución el convertir el templo en la ciudad de Jerusalén durante una semana. Esta es la clave de la Semana Santa cristiana: nuestra iglesia se convierte en la ciudad santa. Así, el jueves nos reunimos en el Cenáculo, el viernes al pie de la cruz en el Calvario y el sábado en la noche en la intimidad del sepulcro.
Celebrar, pues, la Pascua del Señor, es trasladarnos espiritualmente a la ciudad de Jerusalén en los tiempos de Jesús, para acompañarle paso a paso en su entrega redentora, para hacer presente, hoy, su presencia viva que nos salva.

1.2. DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR

El Domingo de Ramos, como tal, no forma parte del Triduo Pascual sino que es como su pórtico. La Iglesia celebra este domingo dos aspectos: por una parte, la entrada del Señor en la ciudad de Jerusalén, y por otra, la Pasión del Señor. De ahí el nombre mismo de este domingo.
           La celebración tiene, pues, dos partes. En la primera se hace memoria de la entrada del Señor en Jerusalén con la bendición y procesión con los Ramos. En la segunda, ya en el templo, se celebra la Pasión del Señor Jesús cuyo centro es la lectura del relato según san Lucas (Siclo C) y la actualización de este misterio que se da en la misma Eucaristía.

2.1. Celebrar la entrada de Jesús en Jerusalén
Esta breve celebración está pensada para celebrarla en familia en el del Domingo de Ramos. También puede utilizarse para la oración personal.

MONICIÓN INICIAL


 “¡Hosanna al Hijo de David!”. Con la celebración del Domingo de Ramos la Iglesia nos disponemos a inaugurar la Pascua del Señor. Pero ésta no es una Pascua cualquiera, ésta es su Pascua, aquella cuya sangre, la del Cordero inmolado, víctima por nuestros pecados, nos alcanzará la verdadera liberación de la esclavitud del pecado y de la muerte. Signo de esta Pascua verdadera y definitiva es esta entrada regia en Jerusalén, ciudad del gran rey: los ramos con que Jesús es aclamado como hijo de David son el anuncio de su Pasión gloriosa, voluntariamente aceptada. Para esta hora Cristo ha venido al mundo, vivamos su entrega unidos a Él, metidos en su Corazón, en sus sentimientos más hondos: si con Él morimos, viviremos con Él. 


ESCUCHA DE LA PALABRA DE DIOS


Por este motivo, recordando con fe y devoción la entrada salvadora, escuchemos la Palabra del Señor para que, participando de su cruz por la gracia merezcamos un día tener parte en su resurrección y vida.

LECTURA DEL EVANGELIO


Del Evangelio según san Lucas 19, 28-40                                                                                     

ORACIÓN DE LOS FIELES


Pidamos ahora Dios Padre, que por nosotros entregó a su Hijo Jesús a la muerte y lo levantó sobre todo, como Mediador nuestro. Lector:
-       Por la Iglesia, que se prepara para celebrar los misterios de la Pasión, muerte y resurrección de Cristo; que, unida a Él, como a su esposo, se vea renovada en la caridad y proponga siempre a los hombres la salvación que viene de la cruz gloriosa de Cristo. Roguemos al Señor.
-       Por nuestra nación y por todas las naciones del mundo, para que Cristo, rey de paz, instaure en todas las sociedades humanas el suave y poderoso reinado de la nueva ley del amor. Roguemos al Señor.
-       Por todos aquellos que, como Cristo, se encuentran abandonados y humillados, para que, unidos a su cruz salvadora, completen con sus sufrimientos lo que falta a la Pasión de Cristo. Roguemos al Señor.
-       Para que el Señor siga fijando sus ojos en muchos niños y jóvenes de nuestras parroquias que, siguiendo la llamada al sacerdocio, continúen transmitiendo su mensaje de salvación y misericordia a los hombres de nuestro tiempo. Roguemos al Señor.
-       Para que el Señor auxilie a todos los enfermos por el coronavirus, dé fortaleza a sus familias y a aquellos que los atienden y cuidan. Roguemos al Señor.
-       Por nosotros, que nos disponemos a vivir estos días santos unidos a la cruz de Cristo, para que abramos nuestro corazón a su gracia y a su misericordia, y por la celebración de su Misterio Pascual, renueve en nosotros el don de la vida nueva de hijos de Dios. Roguemos al Señor. Se pueden incluir alguna intención particular. 

PADRE NUESTRO

Concluyamos nuestra oración como el Señor Jesús nos enseñó: Todos: Padre nuestro…

ORACIÓN FINAL


DIOS todopoderoso y eterno que hiciste que nuestro Salvador se encarnase y soportara la cruz para  que imitemos su ejemplo de humildad, concédenos, propicio, aprender las enseñanzas de la Pasión y participar de la resurrección gloriosa. Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos: Amén.