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domingo, 12 de septiembre de 2021

#1311- Los fieles laicos 5

En su Exhortación Apostólica postsinodal Christifideles laici de 1987, “Sobre la vocación y misión de los laicos en la Iglesia y en el mundo”, San Juan Pablo II escribe como si estuviera hablándonos en el momento que actualmente estamos viviendo en el mundo y en la Iglesia.  

EL BAUTISMO Y LA NOVEADAD CRISTIANA

10. Para describir la «figura» del fiel laico consideraremos ahora de modo directo y explicito – entre otros- … tres aspectos fundamentales: el Bautismo nos regenera a la vida de los hijos de Dios; nos une a Jesucristo y a su Cuerpo que es la Iglesia; nos unge en el Espíritu Santo constituyéndonos en templos espirituales.

Hijos en el Hijo

11… el apóstol Pedro… designa a los cristianos como aquellos que «no han sido reengendrados de un germen corruptible, sino incorruptible, por medio de la Palabra de Dios viva y permanente (1 Pe 1, 23) …

… Se cumple así en la historia de cada uno el eterno designio del Padre: «a los que de antemano conoció, también los predestino a reproducir la imagen de su Hijo, para que Él fuera el primogénito entre muchos hermanos» (cf. Rom 8,29) …

…El espíritu santo es quien constituye a los bautizados en Hijos de Dios y, al mismo tiempo en miembros del Cuerpo de Cristo. (1 Co 12,13) …

Un solo cuerpo en Cristo

12… los bautizados son inseparablemente «miembros de Cristo y miembros del cuerpo de la Iglesia», como ensena el Concilio de Florencia…

El Bautismo significa y produce una incorporación mística pero real al cuerpo crucificado y glorioso de Jesús. (cf. Rom 6, 3-5)… «Todos los que habéis sido bautizados en Cristo- proclama el apóstol Pablo- os habéis revestido de Cristo» (Ga 3,27; cf. Ef 4, 22-24; Col 3, 9-10).

Templos vivos y santos del Espíritu

13… el apóstol Pedro define a los bautizados como «piedras vivas» cimentadas en Cristo, la «piedra angular», y destinados a la «construcción de un edificio espiritual» (1P 2, 5 ss.) …

El Espíritu Santo «unge» al bautizado, le imprime su sello indeleble (cf. 2 Co1, 21-22), y lo constituye en templo espiritual; es decir, le llena de la santa presencia de Dios gracias a la unión y conformación con Cristo…

Con esta «unción» espiritual, el cristiano puede, a su modo, repetir las palabras de Jesús: «El Espíritu del Señor esta sobre mí, por lo cual me ha ungido para evangelizar a los pobres, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, y a poner en libertad a los oprimidos, y a proclamar el año de gracia del Señor» (Lc4, 18-19; cf. Is 61, 1-2). De esta manera, mediante la efusión bautismal y crismal, el bautizado participa de la misma misión de Jesús el Cristo, el Mesías salvador.