Algunas denominaciones cristianas protestantes no apoyan la tradición católica por la cual Maria y los santos pueden servirnos de intercesores ante Cristo nuestro Señor.
Meditando sobre esto recordaba a San Pablo cuando nos decía que "no soy yo quien vive sino es Cristo quien vive en mi". Es pues indudable que la Santa Virgen Maria y todos los santos que gozan ya de esa Iglesia triunfante del Cielo, unidos a Cristo glorioso, son uno solo con El. De manera que cuando oramos a ellos para que intercedan por nosotros es el mismo Cristo quien, junto a ellos, nos escucha.
Acudamos a ellos con esa confianza y fe.