Amoris
Laetitia 34
Toda
la vida, todo en común
123.
Después del amor
que nos une a Dios, el amor conyugal es la «máxima amistad». Es una unión que
tiene todas las características de una buena amistad: búsqueda del bien del
otro, reciprocidad, intimidad, ternura, estabilidad, y una semejanza entre los
amigos que se va construyendo con la vida compartida. Pero el matrimonio agrega
a todo ello una exclusividad indisoluble, que se expresa en el proyecto estable
de compartir y construir juntos la
existencia…los hijos no solo quieren que sus padres se amen, sino también que
sean fieles y sigan siempre juntos.
124.
Un amor débil o
enfermo, incapaz de aceptar el matrimonio como un desafío que requiere luchar,
renacer, reinventarse y empezar de nuevo hasta la muerte, no puede sostener un
nivel alto de compromiso.
125.
El matrimonio,
además, es una amistad que incluye las notas propias de la pasión, pero
orientada siempre a una unión cada vez más firme e intensa. Porque «no ha sido
instituido solamente para la procreación» sino para que el amor mutuo «se
manifieste, progrese y madure según un orden recto»…Se comparte todo, aun la
sexualidad, siempre con el respeto reciproco.
¿Te sientes, además
de cónyuge, un buen amigo de tu pareja?