Himno del Oficio
Con el cuerpo aliviado por el sueño
Desdeñamos el lecho y, levantándonos,
Te pedimos, oh Padre sempiterno,
Que socorras a quienes te cantamos.
Sé lo primero que las almas busquen
Y que las lenguas nombren en sus cantos,
Para que nuestros actos subsiguientes
Tengan en ti su exordio, Padre santo.
Que cedan a la luz las duras sombras
Y la noche al fulgor del sol sagrado,
Para que ante sus rayos se disipen
Los delitos por ella ocasionados.
También te suplicamos que te dignes
Interrumpir al fin nuestros pecados,
Mientras con toda el alma te decimos,
Que en todo tiempo seas alabado.
Concédenos, oh Padre piadosísimo,
Lo que en esta oración te suplicamos,
Tú que reinas por siglos infinitos
En unión con tu Hijo y el Paráclito. Amén.
Buen día para todos
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