Exhortación Apostólica “Los fieles laicos” de San Juan Pablo II
Capitulo V
Para
que deis fruto
La formación de los fieles laicos
Madurar continuamente
57. La imagen evangélica de la vid
y los sarmientos nos revela otro aspecto fundamental de la vida y de la misión
de los fieles laicos: La llamada a crecer, a madurar continuamente, a dar
siempre más fruto.
El mismo Jesús habla del trabajo
del Padre: «Yo
soy la vid verdadera, y mi padre es el viñador. Todo sarmiento que en mi no da
fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo poda para que dé más fruto»
(Jn 15, 1-2),
La vitalidad de los sarmientos está
unida a su permanecer radicados en la vid, que es Jesucristo: «El que permanece en mi como yo en él, ese da mucho fruto, porque separados de mí
no podéis hacer nada»
(Jn 15,6).
En este dialogo entre Dios que
llama y la persona interpelada en su responsabilidad se sitúa la posibilidad –
es más, la necesidad – de una formación integral y permanente de los fieles
laicos… después de haber descrito la formación cristiana como «
un continuo proceso personal de maduración en la fe y de configuración con
Cristo, según la voluntad del Padre, con la guía del Espíritu Santo», han
afirmado claramente {los Padres Sinodales} que «la formación de los fieles
laicos se ha de colocar entre las prioridades de la diócesis y se ha de incluir
en los programas de acción pastoral de modo que todos los esfuerzos de la
comunidad (sacerdotes, laicos y religiosos) concurran a este fin».
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